Ávila Isabelina

Si bien es cierto que no podemos presumir de haber oído sus primeros llantos, ni de verla corretear por nuestras calles, ni de que fuera inmortalizado su último suspiro en uno de nuestros palacios, también lo es el que en nuestra ciudad (por no extenderlo a nuestra provincia) tuvieron lugar varios de los hechos más importantes de su reinado, que después marcarían el futuro no solo de Castilla, sino de la Península Ibérica.

Aquí vio a su hermano coronado, aquí le lloró y guardó luto. De aquí surgió , bajo sus auspicios, la primera Reforma de la Iglesia Medieval. Aquí se llevó a cabo el paso imprescindible para la transformación al Estado Moderno (aunque ello implicaba lamentablemente la expulsión de los judíos) y aquí pensó dar descanso a su azarosa vida, si no hubiera sido porque la desgracia de la muerte de su hijo truncó sus planes.

Quizá, como en la época actual a los políticos nacidos en esta tierra, Ávila no le deba mucho a Isabel I, pero la reina sí le debe a Ávila.

Pero… vayamos en su busca.